Querido San José, Jesús tenía hambre y tú le diste de comer, Jesús tenía sed y tú le diste de beber; tenía frío y tu lo calentaste; Jesús no tenía techo y tu lo cobijaste.
Todos estos actos de amor los cumpliste con él durante treinta años, con el precio de tus sudores. ¿Qué te devolverá Jesús que tan generoso otorga el ciento por uno?
Nada te negará Jesús, bien amado José; te imploro que uses de todo tu poder en beneficio de esta pobre alma mía y haz que pueda obtener, por medio de tu intercesión, las gracias que necesito. Amén
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