Oracion a San José por la Iglesia


Oh bienaventurado José a quien Dios distinguió con el nombre y cargo de padre de Jesús, dio por esposo purísimo a la siempre Virgen María y por jefe en la tierra a la Sagrada Familia, y a quien finalmente el Vicario de Cristo escogió por patrono y defensor de toda la Iglesia, fundada por el mismo Cristo, Señor Nuestro.


Con toda la confianza de que soy capaz, imploro en este instante vuestro poderosísimo auxilio en favor de la Iglesia militante sobre la tierra. Proteged os lo suplico, con particular solicitud, y con vuestro amor verdaderamente paternal al Romano Pontífice, a todos los obispos y sacerdotes unidos a la Cátedra de San Pedro. Sed el defensor de todos aquellos que en medio de las angustias y penalidades de esta vida, trabajan en la salvación de las almas. Haced que todos los pueblos se sometan de buen grado a la Iglesia, lo cual es medio indispensable para la salvación.


Oh Santísimo José, aceptad también propicio y bondadoso, la más completa y total ofrenda que os hago de mi mismo. Me doy a Vos todo entero para que os digneis ser para siempre mi padre, mi protector y mi guía en la senda de la salvación. Alcanzadme una eximia pureza de corazón y un amor ardiente a la vida interior. Haced, que siguiendo vuestras huellas, dirija todas mis acciones a la mayor gloria de Dios, en unión con los afectos del Divino Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María.


Rogad finalmente por mí, para que pueda participar de la paz y alegría, que vos mismo disfrutasteis un día en vuestra santísima muerte. Amén


500 días de indulgencia

Para pedir cualquier gracia


Santísimo Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús, virginal Esposo de María, Tesorero y dispensador de las gracias del Rey de la gloria, a Vos elijo desde hoy por mi verdadero Padre y Señor, en todo peligro y necesidad, a imitación de vuestra querida hija y apasionada devota Santa Teresa de Jesús. Enseñadme oración, Vos que sois maestro de tan soberana virtud, y alcanzadme de Jesús y María, que no saben negaros cosa alguna, la gracia de vivir y morir santamente como Vos, y la que os pido en este día, si es para mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

Oración cotidiana a San José


Te saludo, glorioso San José, padre adoptivo de Jesucristo y verdadero esposo de María Virgen; a ti te suplico por los siete dolores y los siete gozos para que vengas en mi ayuda en todos los momentos de mi vida. Ruega por mí ahora y siempre y sobre todo intercede por mí y por todos mis seres queridos en la hora de la muerte.
Santísima Trinidad, te adoro y te agradezco por haberme dado a San José como protector y modelo de virtud en la vida y en la muerte.
Querido San José, por el sueño sereno que Jesús tenía entre tus brazos, te ruego que santifiques mi sueño, alejes de nuestras habitaciones las insidias del demonio, envíes los ángeles del Señor, para que me custodien en la paz y sea vencido el pecado causa de la muerte.
En las manos de Jesús, de María y tuyas, encomiendo mi alma. No permitas, San José, que mi muerte sea repentina, sino preparada con la gracia de los sacramentos, para que duerma con el beso del Señor y la muerte de los justos. Amén.

Por las almas del Purgatorio

Glorioso Patriarca San José, a tu santa intercesión recomiendo el descanso y la paz eterna de todas las almas que sufren en el Purgatorio. Ten compasión de ellas porque son almas queridas de María, tu santa esposa y de Jesús, que para ti es siempre obediente y amable Hijo.
Tú, que en tu vida terrena consolabas a los que sufrían, socorre, te suplico, a las almas que padecen en ese torrente de fuego.
Por ellas intercede ante Jesús y María, que nada niegan a tus eficaces ruegos.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Plegaria de agradecimiento


San José, nuestro protector y abogado, animados por la confianza en el poder de tu intercesión ante Dios y reconfortados por lo que dijo tu devota Santa Teresa: "en cualquier necesidad, la más grave que sea, recurran a la eficaz intercesión del Patriarca San José, vayan con verdadera fe a él y seran escuchados"; henos aquí agradecidos a tus pies.

Confiados en la infinita bondad del Señor, nos hacemos presentes ante tu trono glorioso y conociendo el valor de tu paternal caridad hacia tus devotos, te hemos suplicado para obtener de Dios la gracia que desamos de corazón.

En este día nos hacemos presentes ante tu altar para agradecerte por habernos aliviado en los sufrimientos de nuestra alma.
Acepta, gran Santo, el tributo de nuestro devoto agradecimiento, si bien falto de valor necesario, acepta la rectitud de nuestro deseo.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Letanías de San José

Señor, ten piedad de nosotros,
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo redentor,
ten piedad de nosotros
Dios espíritu Santo, ten piedad de nosotros

Santa María, ruega por nosotros ( se reza después de cada invocación)

San José, descendiente de David
Luz de los patriarcas
Esposo de la Madre de Dios
Casto Custodio de la Virgen
Padre nutricio del Hijo de Dios
Diligente defensor de Cristo
Jefe de la sagrada familia

José justísimo
José castísimo
José prudentísimo
José fortísimo
José fidelísimo
Espejo de paciencia
Amador de la pobreza
Modelo de los obreros
Gloria de la vida doméstica
Custodio e las vírgenes
Sostén de las familias
Consuelo de los miserables
Esperanza de los enfermos
Patrono de los moribundos
Terror de los demonios
Protector de la santa Iglesia

Cordero de Dios, que quietas los pecados del mundo
Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quietas los pecados del mundo
escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quietas los pecados del mundo
Ten piedad de nosotros

V.Lo hizo dueño de su casa
R. Y el gobernador de todos sus dominios

Oración: Oh Dios, que con inefable providencia elegiste al bienaventurado José esposo de tu madre, te rogamos que nos concedas tener por intercesor en el Cielo a quien veneramos por protector en la tierra. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Para pedir la Santa Pureza


Custodio y padre de vírgenes, San José, a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia, Cristo Jesús, y la Virgen de las vírgenes, María. Por estas dos queridísimas prendas, Jesús y María, te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza, sirva siempre con corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Consagración a San José


Yo N.N. me postro delante de ti, oh gloriosísimo San José, y te venero como purísimo Esposo de la Madre de Dios, Jefe de la Sagrada Familia, Padre nutricio de Jesucristo, y fiel depositario de los tesoros de la Trinidad Santísima. Yo reverencio, oh San José, en tu persona, la elección hecha por Dios Padre, que quiso compartir contigo su autoridad sobre su Hijo; la elección hecha por el Hijo que quiso estarte sujeto, y vivir del trabajo de tus manos; la elección hecha por el Espíritu Santo que quiso confiarte su queridísima e inmaculada Esposa, dándotela por compañera. Me alegro contigo por la dicha que tuviste de llevar a Jesucristo en tus brazos, de recostarlo en tu seno, de abrazarlo amorosamente, de mojarlo con tus lágrimas, entre aquellas santas caricias con que tan a menudo te favoreció el Divino Niño.¿Quien podrá comprender todos los tesoros de luces, de sabiduría y de gracias, que tu recibiste durante los treinta años que pasaste con Jesús y María?

Penetrado de respeto y de amor a vista de tus grandezas y de tu santidad, te ofrezco y consagro mi corazón. Después de Jesús y María, tu serás mi dueño y guía. Te tomo en adelante como Padre y protector; dígnate mirarme como hijo tuyo; hazme sentir los efectos del gran valimiento que tienes para con Dios y la tierna caridad que tienes para conmigo; obtenme una sincera conversión, y todas las gracias que necesito para llenar sus adorables designios.

Alcánzame el espíritu de recogimiento, la vida interior, la fidelidad a la gracia, la unión con Dios, la humildad de corazón, la perfecta conformidad con la voluntad divina, la paciencia en las adversidades, el aprecio y amor a las cruces y sobre todo un amor ardentísimo a Jesucristo y a su Santa Madre, virtudes todas que constituyen su verdadero particular carácter. Finalmente, por le privilegio de tu dichosísima muerte, obetenme, oh gran Santo, una muerte semejante a la tuya en el sacrificio perfecto de mi voluntad a Jesús y María. Amén.


San José, modelo y patrón de los amantes del Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

(100 días de indulgencia: León XIII, 19 de dic. de 1891)


Nichán Eduardo Guiridlian Guarino


Oración a San José (de San Francisco de Sales)

Glorioso San José, esposo de la Virgen María, dispénsanos tu protección paterna. Nosotros te suplicamos por el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo.
Tú, cuya protección se extiende a todas las necesidades y sabe tornar posibles las cosas más imposibles, dirige tu mirada de padre sobre los intereses de tus hijos.
Recurrimos a ti, con confianza en las angustias y penas que nos oprimen; dígnate tomar bajo tu caritativa protección este asunto importante y difícil que s la causa de nuestras inquietudes. Haz que su feliz desenlace sea para gloria de Dios y bien de sus servidores. Amén

Salve, San José

Salve, San José, elegido por la Santísima Trinidad, para se custodio de Jesús y esposo de María, títulos sublimes, enriquecidos de gracias y virtudes.

Jesús está contigo, por eso eres el más afortunado de los hombres, y los hombres te imploran junto a Jesús que aceptó tu protección.

Dulce y poderoso San José, esposo de la Santísima Madre del Señor, ruega por nosotros pecadores, concédenos tu patrocinio todos los días de nuestra vida y sobre todo en la hora de nuestra muerte.

Piadoso patrono de los agonizantes, elévanos a la luz y al consuelo de la esperanza que no confunde a nadie y que nos guía a los gozos celestiales.

Patriarca Santo, custodio amado de Jesús, casto esposo de María, asísteme en compañía de Jesús y de María, en la vida y en la muerte.
San José, ruega por nosotros.

San José bendito

San José bendito tú has sido el árbol elegido por Dios no para dar fruto, sino para dar sombra. Sombra protectora de María, tu esposa; sombra de Jesús, que te llamó Padre y al que te entregaste del todo. Tu vida, tejida de trabajo y de silencio, me enseña a ser fiel en todas las situaciones; me enseña, sobre todo, a esperar en la oscuridad. Siete dolores y siete gozos resumen tu existencia: fueron los gozos de Cristo y María, expresión de tu donación sin límites. Que tu ejemplo de hombre justo y bueno me acompañe en todo momento para saber florecer allí donde la voluntad de Dios me ha plantado. Amén.

Dolores y gozos de San José

I. No sabiendo todavía el misterio de la Encarnación, piensa José separarse de su Esposa: ¡que amargura! Mas un Angel le revela que María ha concebido por obra del Espíritu Santo: ¡qué alegría! (Medita un momento) Padre nuestro, Ave María y Gloria.



II. Nace Jesús en suma pobreza: ¡qué dolor! Mas ¡qué alegría cuando lo ve adorado de los ángeles, pastores y reyes! (Medita un momento) Padre nuestro, Ave María y Gloria.


III. ¡Que tristeza al verlo derramando sangre en la Circuncisión! Mas ¡que contento al recordar las palabras del Ángel que se llamará Jesús y salvará a su Pueblo! (Medita un momento) Padre nuestro, Ave María y Gloria.



IV. Profetiza Simeón la terrible Pasión de Jesucristo: ¡qué espada de dolor! Mas le anuncia también sus frutos y su triunfante resurrección: ¡qué consuelo!(Medita un momento) Padre nuestro, Ave María y Gloria.



V. Avisado del Angel, huye precipitadamente de Egipto: ¡qué angustia! Mas libra a Jesús del furor de Herodes: ¡Que alegría! (Medita un momento) Padre nuestro, Ave María y Gloria.


VI. Recibiendo aviso de volver a Nazaret, teme a Arquelao, no menos que a su padre Herodes: ¡qué pena! Mas el Ángel le disipa toda inquietud: ¡qué gozo!(Medita un momento) Padre nuestro, Ave María y Gloria.



VII. Pierde a Jesús: ¡qué llanto!¡qué dolor! Mas lo encuentra en el templo: ¡gran alegría! (Medita un momento) Padre nuestro, Ave María y Gloria.


Oración Final

Castísimo José, honra de los Patriarcas, varón según el Corazón de Dios, cabeza de la Sagrada Familia, ejecutor de los inefables designios de la sabiduría y misericordia infinitas, padre nutricio de Jesús y esposo dichoso de María: ¡cuanto me regocijo de verte elevado a tan alta dignidad y adornado de las heróicas virtudes que requiere! Por aquellos dulces abrazos y suavísimos besos que diste al Niño Dios, te suplico me admitas desde ahora en el dichoso número de tus esclavos.

Protege a las vírgenes, oh tutor de la virginidad de María, y alcánzanos la gracia de conservar sin mancilla la pureza de cuerpo y de alma. Apiadate de los pobres y afligidos. Por aquella pobreza extrema, sudores y congojas que padeciste por sustentar y salvar al Salvador del Universo, danos el alimento corporal y haz que, llevando con paciencia los trabajos de esta vida, atesoremos riquezas infinitas para la eternidad. Sé el amparo de los casados, oh Patriarca dichoso, y haz que los padres sean imagen acabada de tus virtudes y perfectísimo ejemplo de piedad a sus hijos.

Protege a los sacerdotes y religiosos y haz que, imitando tu vida interior, llenen los cargos de su ministerio con la perfección con que cumpliste las obligaciones de tu estado. Llénanos de copiosas bendiciones, y en el trance de la muerte, cuando el infierno haga el último esfuerzo por perdernos, no nos desampares, poderoso abogado de los que están agonizando, y pues tuviste la dicha de morir en los brazos de Jesús y María, alcanzanos que expiremos penetrados de un vivo dolor de nuestros pecados y pronunciando con ferviente afecto los dulcícimos nombres de Jesús, María y José. Amén

Nichán Eduardo Guiridlian Guarino
nichaneguiridlian@gmail.com.ar