Te saludo, glorioso San José, padre adoptivo de Jesucristo y verdadero esposo de María Virgen; a ti te suplico por los siete dolores y los siete gozos para que vengas en mi ayuda en todos los momentos de mi vida. Ruega por mí ahora y siempre y sobre todo intercede por mí y por todos mis seres queridos en la hora de la muerte.
Santísima Trinidad, te adoro y te agradezco por haberme dado a San José como protector y modelo de virtud en la vida y en la muerte.
Querido San José, por el sueño sereno que Jesús tenía entre tus brazos, te ruego que santifiques mi sueño, alejes de nuestras habitaciones las insidias del demonio, envíes los ángeles del Señor, para que me custodien en la paz y sea vencido el pecado causa de la muerte.
En las manos de Jesús, de María y tuyas, encomiendo mi alma. No permitas, San José, que mi muerte sea repentina, sino preparada con la gracia de los sacramentos, para que duerma con el beso del Señor y la muerte de los justos. Amén.
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