Vigésima visita a San José
Si quieres ser perfecto, me dice con la palabra y con el ejemplo mi Divino Maestro Jesús, despójate de cuanto posees y ven y sígueme por el camino de la pobreza voluntaria, de la pureza de corazón y del sacrificio de la propia voluntad. Consejo sublime, como dado y practicado por la Sabiduría Infinita, pero que yo no he seguido nunca, porque no he tenido valor para resistir a los ejemplos del mundo, a las tentaciones del Demonio y al imperio de mi propia voluntad. He aquí, glorioso Patriarca José, mi generoso protector, la causa de todas mis desgracias, cuyo remedio vengo a pedir hoy, porque quiero, como Vos, seguir a mi amado Jesús por el ùnico camino que conduce al Cielo. No me desampareís, antes bien, conseguidme del que todo lo dio por mí, hasta su preciosa vida, que de tal manera le ame a Él solo, que renuncie por completo a todo lo terreno, especialmente a mi propia voluntad, mi mayor enemigo; de manera que, no poseyendo nada en este mundo, adquiera el derecho al Reino de los Cielos, prometido en las Bienaventuranzas a los que todo lo desprecian por Dios. Hacedme comprender que todo lo posee el que tiene a Jesús, y que nada valen sin su gracia todos los tesoros del mundo; que debo ser pobre en la Tierra para ser rico en el Cielo.
Tomado del libro: ¨Visitas al Santísimo Sacramento, María Santísima y San José¨ de San Alfonso María de Ligorio.
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