Decimooctava visita a San José

Vedme aquí, dulce patrono mío José; vedme aquí humildemente postrado a vuestros pies. Atento al mandato del Rey de los Cielos, mi Padre bondadoso, y de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, mi cariñosa Madre, que me dicen: ¨Ven a José y haz lo que él te mandare¨, vengo a ponerme bajo vuestro poderoso patrocinio y a que me deis el pan de la gracia que tanto necesito, porque los siete pecados capitales, con quienes he vivido, me han reducido a la miseria más lastimosa. En Vos confío, como Patrono universal que sois del pueblo cristiano y administrador fiel de los tesoros celestiales. Saciad bondadoso el hambre cruel de virtudes que me consume y no consistáis que desfallezca entre los asquerosos ídolos de los vicios que me rodean. Libradme del peligroso Egipto en que vivo esclavizado. Usad conmigo con prodigalidad del infinito tesoro de gracias que el rey de los cielos ha puesto en vuestras manos, y de los inagotables merecimientos de Nuestro Señor Jesucristo y de sus santos, para sacarme primero del estado lastimoso de miseria en que me encuentro por mi culpa, y para hacerme después digno por mis virtudes de las eternas recompensas. Orad por mí, bendito Patrono de la Iglesia, y no me abandonéis.

Oh Santo protector, hacedme fuerte ante las contrariedades de esta vida, y conducidme por la senda de la virtud para glorificar a mi Señor!

Tomado del libro ¨Visitas al Santísimo Sacramento, María Santísima y San José¨ de San Alfonso María de Ligorio


Nichán Eduardo Guiridlian Guarino

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