Trigésima visita a San José

Gloriosísimo Patriarca José: Vos que tuvisteis la dicha singular de andar toda la vida por los caminos del Señor, y jamás os separasteis de ellos, recibiendo como recompensa la gracia de morir la muerte del justo entre las tiernas caricias de Jesús y de María, ¡oh, qué dicha tan sublime! alcanzadme la gracia de marchar siempre por el camino de los divinos mandamientos y de no separarme nunca de él, para que, así como a Vos os dijo el Señor, cuando quiso poner fin a vuestro destierro: "Levántate y vuelve a la tierra de Israel", también a mí me diga Jesucristo al fin de mi vida: "Levántate, bendito de mi Padre, y ven conmigo a tomar posesión del reino que te tengo preparado desde el principio del mundo". Haced que, así como Vos dejasteis sin pena la tierra maldita de Egipto, porque vuestro corazón no latía más que para Jesús y María, porque ellos constituían vuestro único tesoro, tampoco yo sienta abandonar este mundo, por tener puesto mi corazón en el Cielo, donde están Jesús y María, únicos objetos de mi amor. No me abandonéis hasta conseguir reunirme con ellos y con Vos.



¡Oh Santo amado! ¡Sed nuestro consuelo e inspiradnos obras dignas de merecer la gloria eterna!


Tomado del libro: ¨Visitas al Santísimo Sacramento, María Santísima y San José", San Alfonso María de Ligorio.

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