Ya sé, bendito Patriarca José, que mi primer deber es conocer a Dios para servirlo con todas mis fuerzas y amarlo sobre todas las cosas, y conseguir, amándole y sirviéndole, el fin para que he sido creado, esto es, poseerle y gozarle eternamente; pero como hay muchos caminos para subir al Cielo, así como en éste hay muchas mansiones, ¿cuál es el que Dios quiere que yo siga, para tomarle y hacer en todo su divina voluntad? Vos, que merecisteis que el Señor, por medio de un ángel, os declarase sus altos designios, y los obedecisteis ciegamente, mereciendo con este acto de filial sumisión ser encumbrado sobre todas las criaturas, exceptuada solamente vuestra divina Esposa, alcanzadme la gracia de conocer claramente mi destino sobre la Tierra, para cumplirlo.
Hacedme conocer mi vocación, y una vez conocida, conseguidme las gracias necesarias para arrollar varonilmente todos los obstáculos que el Demonio me ponga por delante diciendo con el glorioso San Luis Gonzaga: "¿ Qué tiene que ver esto con la eternidad? ¿ Qué tiene que ver esto con mi vocación?" Proteged, piadoso Patriarca, a este vuestro humilde hijo que confía en Vos, y no consintáis que emprenda un falso camino que lo conduzca a la eterna perdición.
¡Felicísimo San José, hacedme reconocer mi vocación y la gracia de corresponder a ella!
Tomado del libro: ¨Visitas al Santísimo Sacramento, María Santísima y San José", San Alfonso María de Ligorio.
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