Vigesimocuarta visita a San José



¡Bendito seáis! En Vos encuentro remedio eficaz para todos mis males, viéndoos practicar sin dificultad todas las virtudes y evitar valerosamente todos los escollos en que yo tan fácilmente tropiezo. bendito seáis, porque en cada acto de vuestra vida me dais un motivo para avergonzarme de mí mismo. Yo para todo lo bueno encuentro pretextos, que bien pronto convierto en obstáculos invencibles, mientras que encuentro disculpable y hasta lícito todo lo malo por no privarme del más pequeño gusto. Vos, por el contrario, siempre estáis dispuesto a practicar el bien y nunca jamás os vence el error ni os sorprende la duda.¿ En qué consiste esto?
¡Ay!¡Ya lo sé! es que Vos no tenéis más voluntad que la voluntad de Dios, con quien estáis por el amor enteramente identificado, y Dios no puede consentir que seáis víctima del error, ni aun de la duda. es que yo he divinizado mi voluntad declarándome su esclavo, y como es ciega, me precipito con ella en el abismo de todos los males. Detened, por piedad, mis pasos, mi gloriosísimo patrono, y salvadme, alcanzándome la gracia de renunciar por completo a mi voluntad, conformándome en absoluto con la de Dios, sin lo cual serán inútiles todos mis esfuerzos y segura mi perdición.

Permitid, amantísimo San José, que viva resignado en íntima amistad y conformidad con la voluntad de Dios.


Tomado del libro: ¨Visitas al Santísimo Sacramento, María Santísima y San José", San Alfonso María de Ligorio.

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